Lectura 1:
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
Cuando EL ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos al escondite?
LA INTRIGA levantó la ceja intrigada, y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: ¿al escondite? ¿Y cómo es eso?
Es un juego - explicó LA LOCURA- ,
en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón
mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el
primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el
juego.
EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA.
LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca interesaba nada.
Pero no todos quisieron
participar, LA VERDAD prefirió no esconderse ¿para qué? Si al final
siempre la hallaban, la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el
fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y LA COBARDÍA prefirió no arriesgarse...
Uno, dos, tres... comenzó a contar LA LOCURA.
La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino.
La FE subió al cielo y LA ENVIDIA
se escondió tras la sombra del TRIUNFO que con su propio esfuerzo había
logrado subir a la copa del árbol más alto.
LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a
esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno
de sus amigos ...que si un lago cristalino , ideal para LA BELLEZA, que
si la rendija de un árbol, perfecto para LA TIMIDEZ, que si el vuelo de
una ráfaga de viento, magnífico para LA LIBERTAD. Así terminó por
ocultarse en un rayito de Sol.
EL EGOÍSMO en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.
LA MENTIRA se escondió en el
fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del
arcoiris) y LA PASIÓN Y EL DESEO en el centro de los volcanes.
EL OLVIDO... se me olvidó donde se escondió...pero eso no es lo importante.
Cuando LA LOCURA contaba 999.999,
EL AMOR aún no se había encontrado sitio para esconderse, pues todo se
encontraba ocupado...hasta que encontró un rosal y enternecido decidió
esconderse entre sus flores.
Un millón, - contó LA LOCURA- y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue LA PEREZA sólo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó a LA FE
discutiendo con DIOS en el cielo sobre teología y a LA PASIÓN y EL DESEO
los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a LA ENVIDIA y claro, pudo deducir donde estaba EL TRIUNFO.
AL EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo, el sólo salió de su escondite, había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al
acercarse al lago descubrió LA BELLEZA y con la DUDA resultó más fácil
todavía pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que
lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, EL
TALENTO entre la hierba fresca, a LA ANGUSTIA en una oscura cueva, a LA
MENTIRA detrás del arcoiris (mentira, si ella estaba en el fondo del
océano) y hasta EL OLVIDO...que ya se le había olvidado que estaban
jugando al escondite, pero sólo EL AMOR no aparecía por ningún sitio, LA
LOCURA buscó detrás de cada árbol, cada arroyuelo del planeta, en la
cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un
rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas,
cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas había herido
en los ojos AL AMOR; LA LOCURA no sabía que hacer para disculparse,
lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra...
EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA.
Autor Anónimo.
LECTURA 2:
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de
los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención
el elefante que, como más tarde supe, era también el animal
preferido por otros niños.
Durante
la función, la enorme bestia hacía gala de un enorme despliegue de
peso, tamaño y fuerza descomunales... pero después de su actuación
y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba
sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a
una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin
embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas
enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era
gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar
un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad,
arrancar la estaca y huir.
El
misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene sujeto entonces? ¿Por qué
no huye?
Cuando
tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de
los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a
alguna tía por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó
que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. — Hice
entonces la pregunta obvia:
—
Si está amaestrado ¿por
qué lo encadenan?
No
recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me
olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo
recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían
hecho la misma pregunta.
Hace
algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido
lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El
elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca
parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré
los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y
sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La
estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió
agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro
y al que le seguía...
Hasta
que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su
impotencia y se resignó a su destino.
Este
elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque
cree (pobre) que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su
impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese
motivo.
Jamás...
jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...
Todos somos un poco como
ese elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de
estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de
cosas “no podemos” simplemente porque alguna vez, antes, cuando
éramos chiquitos, alguna vez, probamos y no pudimos. Hicimos,
entonces, lo del elefante: grabamos en nuestro recuerdo:
NO
PUEDO... NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ
Autor: Jorge Bucay- "déjame que te cuente"
LECTURA 3:
puedo alzar los brazos y tomar el cielo, puedo bailar con la noche, puedo colgar de sus estrellas como un tonto acróbata sin miedos.
Estaré loco, es cierto como es cierto que no lo es. Yo sé remontar los vientos, yo aprendí a escalar los horizontes, y no hay verdad, y no hay otro norte, más que el latido del corazón hasta el desborde.
¿Goza el poeta al ver repetidos por otros sus versos en lenguas amantes, o es el peor aguijón al alma, que a los suyos sólo respondan los ecos?
Estaré loco, no sé si tanto como los cuerdos, pero vuelo, rimo; a veces siento. A veces como el abrazo de un pájaro que no abraza, a veces como el río que canta, y no tiene voz, y no tiene garganta.
Estaré loco, pero al menos puedo volar, pero al menos puedo convertir al mundo todo en un precipicio y a la noche infinita mil veces más honda en mi lecho.
Otros mundos, otros tiempos, a nada temen los trazos de mi vuelo.
A veces amo, a veces vuelo.
Pero al menos puedo volar.
- Jacques Pierre -